miércoles, 24 de septiembre de 2008

RECUPERAR EL AMOR

Estás callada. Recostada en tu sofá de espaldas a mí.
De manera furtiva te miro, deseándote. Deseando recuperar magias perdidas, guiños olvidados; deseando olvidar lo cotidiano, lo previsible.
Te amo y no te lo digo.
Tú me amas, lo sé, pero es tu espalda la que me recibe y se arquea para que yo me amolde a su postura. Te amo y solo deseo un giro. Tan solo necesito ciento ochenta grados. Tan solo una nimiedad geométrica para que todo el Universo se colapse.
Estás callada, pero un leve murmullo está naciendo y un suave movimiento, imperceptible, modifica el mapa de arrugas del sofá, mientras yo asisto al inicio del milagro.

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