martes, 1 de abril de 2008

MARTES ... ODIADO MARTES

Es el segundo paso, el más difícil, el que cuesta más trabajo, el que demuestra que el primero no fue una excepción y que habrá más si no se quiere abandonar.

Es el segundo paso y lo doy en este martes proceloso, lleno de sueño, de cansancio y de trabajo. Es martes, y no habrá guerra, ninguna guerra, que pueda arrebatarme el cansancio y el hastío. Cada día es igual, cada reproche es igual y cada llamada es idéntica. Una voz cansada al otro lado que siempre se olvida de darme los buenos días, en eso se ha convertido la rutina.

La carretera. La otra rutina, la de las curvas, siempre la mismas a derechas y a izquierdas, siempre el mismo bache, el mismo camión, el mismo perro muerto. El camino rutinario al mismo despacho desordenado, con lo mismos papeles que hace un año.

Todo igual, hoy es martes. Solo me queda por comer lentejas y volveré a la infancia, sintiendo que estos pantalones están viejos y me quedan cortos y que ni sé, ni puedo peinarme.

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