miércoles, 28 de enero de 2009

BREVES TINTINEOS

La brevedad de la felicidad solo es comparable al tiempo que permanece en el aire el tintineo de las copas tras un brindis. En ambos casos nuestra memoria engorda y engrandece el instante porque queremos aferrarnos a la idea de que existe lo bueno y que lo bueno es duradero. Es mentira. Todo acaba salvo lo gris, el tono medio, lo que ahora conviene decir, el perfil bajo. Aun así nos empeñamos en brindar, vivimos la farsa de ser felices, de ser perfectos, de ser duraderos. Vivimos muchas farsas, brindamos mucho.

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