martes, 16 de febrero de 2010

EL DISCURSO QUE NUNCA PRONUNCIARÉ. FUNCIONARIO.

(Dedicado a todos aquellos que se sientan identificados, en especial a aquellos que piensen que quien recibe cualquier pena es porque algo habrá hecho, o que todos estamos contra la pena de muerte, pero a algunos habría que matarlos)

Hoy, con este viejo funcionario que se jubila, ha muerto la última forma existente y latente de franquismo.

Todas esas nuevas ideologías sobre la superioridad de ciertas razas y la Nación suponen algo distinto. Se trata de algo importado e impostado. Lo autóctono, lo genuino, es esto, la funcionarización y la burocratización de la vida.

Consiste en que el el ciudadano no sepa; no que no sepa algo concreto, sino que no sepa y que pregunte y nadie sepa, y si alguien contesta le indique no un camino, sino un laberinto de puertas, de pasillos, de oscuros despachos, de papeles mohosos y olvidados. De tristes peticiones y expedientes infinitos. Al final ese hombre, cualquier hombre, buscará tan solo la salida del laberinto. Y deseará jamás volver a pisarlo, jamás pedir nada al Ente.

Este funcionario, ya jubilado, pero siempre alma de gris funcionario, se inició como tal siendo un tierno infante al que enseñaron a temer, a dar gracias por no ser castigado por cualquier cosa, a dar gracias por poder dar gracias, a mirar una instancia en blanco como si de un Libro Revelado se tratara. Este miedo, esta cobardía y esta vergüenza por ser cobarde han alimentado su pobre ego y han sostenido ese Sistema, no inútil, sino vacío.

No hubo muchos Teseos con él, y los que hubo tuvieron su hilo de Ariadna en un padrino redentor que les llevó directamente al Balcón de los Decretos, al rincón de los habanos y las botas sobre la mesa.

Hoy se ha retirado la última losa de ese Régimen. Luchemos por que no se construya otro.

¡Larga y vergonzosa vida al funcionario retirado!

!Salud!

No hay comentarios: