miércoles, 10 de noviembre de 2010

LA RED.

Tu obsesión al despertar es conectarte a la red, bucear en el correo, y esperar. Esperabas ayer frente a un fondo de pantalla negro, esperabas, esperabas.

Ya ha pasado el tiempo en que la amistad viajaba a la velocidad de la luz instalada en electrones, mezclada con falsas profundidades, con falsa penas, con falsas alegrías. Ya ha pasado el tiempo en el que los correos simulaban conversaciones. Una eternidad desde que recibes una verdadera carta.

Tu mirada a 60 hertzios parece estar en modo de ahorro de energía. Y, de repente, el mundo desaparece a tus pies.

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